Los PRIMEROS NEGROS eN LAS AMERICAS

La Presencia Africana en la República Dominicana

Un siglo entre resistencias y adaptaciones

Los negros africanos que fueron llevados a La Española como trabajadores esclavizados durante el siglo dieciséis empezaron a oponer resistencia a la esclavitud tan pronto desembarcaron en esta temprana colonia de las Américas, y lo hicieron de diversas maneras durante el siglo. Algunas veces simplemente escaparon de sus nuevos dueños y amos, y esta parece haber sido la primera estrategia a la que recurrieron. (Véase Manuscrito No. 007) La población europea de colonos era muy pequeña, la población nativa taína estaba en un agudo proceso de desaparición, resultado de los impactos militar, económico y biológico de la conquista, y había abundante territorio y selva donde esconderse en La Española.

Cuando se vieron sometidos a las formas más agobiantes de opresión en las plantaciones azucareras de La Española durante los años 1500s, muchos negros esclavizados organizaron violentas rebeliones contra sus opresores, matando e hiriendo los colonos europeos o sus descendientes que pretendían explotar su trabajo a la fuerza. (Véase Manuscrito No. 019) Los que se rebelaron violentamente a menudo se convirtieron en cimarrones como Sebastián Lemba (véase Manuscrito No. 062) y formaron comunidades cimarronas (véase Manuscrito No. 035) que intentaron mantener la libertad respecto a los europeos durante el mayor tiempo posible, aprovechando lugares en lo profundo de las ásperas montañas o del denso bosque tropical de la isla-colonia. (Véase Manuscrito No. 021)

En algunos casos, los negros simplemente destruyeron los bienes económicos de sus amos mediante el incendio, reduciéndolos  literalmente a cenizas junto a toda la riqueza que representaban. También hicieron intentos más imperceptibles de eliminar a sus dueños envenenando sus alimentos.  Y hay indicios de que, en su condición de trabajadores de los que se esperaba una obediencia constante a sus amos, en cualquier ocasión en la que el trabajo asignado les permitía pasar tiempo fuera de la vista de sus capataces, los negros esclavizados ejercieron la libertad que pudieron haciendo otras cosas diferentes a las que se les había ordenado, incluyendo el descanso o la vagancia. (Véase Manuscrito No. 055) Fingir enfermedades fue otra de las estrategias intentadas por algunos para evitar el trabajo impuesto.

Por las respuestas más desafiantes, violentas y físicamente destructivas, los negros esclavizados rebeldes de La Española pagaron con frecuencia con sus vidas, ejecutados por los amos-colonos (véase Manuscrito No. 026), o amputados,  o lisiados  por ellos según un código de castigos perfectamente definido. (Véase Manuscrito No. 017) Pero ese fue un riesgo que un número de ellos estuvo dispuesto a pagar por el disfrute de su libertad (véase Manuscrito No. 034), incluso en los casos en que solo la lograran momentáneamente. E incluso al enfrentar una posible pena de muerte los negros intentaron defenderse aprovechándose del sistema judicial existente mediante apelaciones. (Véase Manuscritos No. 029  y No. 030)

Una gran cantidad de los africanos negros y sus descendientes de La Española del siglo dieciséis, sin embargo, lograron sobrevivir adaptándose a la dialéctica de las circunstancias sociohistóricas de la esclavitud en una colonia con relativa abundancia de espacio en el cual esconderse debido a la escasa cantidad de población, y con llegadas solamente ocasionales de más esclavos con los cuales se pudieran re-suplir las masas de trabajadores forzados, debido al relativo aislamiento comercial y navegacional de la colonia respecto al resto del creciente imperio español en las Américas.