Comentario No. 022
- manuscrito
- transcripcion
- comentario
- manuscrito & transcripcion
Fecha: 1527, junio 28. Valladolid, España.
Tema: Preocupado por la existencia en La Española de una población de hombres negros esclavizados mucho mayor que la de colonos blancos, y que podrían querer rebelarse contra estos, Carlos V ordenó que se llevaran mujeres negras a la colonia y se promoviera activamente allí el matrimonio entre “negros”
Fuente: PARES, Portal de Archivos Españoles, Archivo General de Indias, INDIFERENTE,421,L.12,F.151R. – 152R.
A comienzos del verano de 1527 la disparidad numérica que existía en La Española, entre una población negro-africana esclavizada que era mucho más grande, y una población de colonos ibéricos libres que era mucho más pequeña, parece haber sido una preocupación tan grande para el rey Carlos V de España, que el monarca respondió a ella con un decreto real de 28 de junio, en el que expresaba que este desequilibrio demográfico “podría ser causa de algún desasosiego o levantamiento en los dichos negros, viéndose pujantes y esclavos, o se fuesen a los montes e huyesen de las estancias e haciendas donde están, como algunas veces lo han intentado.”
Ante esta situación, según Carlos V, el Consejo de las Indias le había aconsejado ordenar que todos los “negros” que ya estaban en La Española y los que pudieran ser enviados allí en el futuro, debían ser casados de modo que “cada uno tuviese su mujer, porque con esto y con el amor que tendrían a sus mujeres e hijos, y con la orden del matrimonio, sería causa de mucho sosiego de ellos, y se escusarían otros pecados e inconvenientes que de lo contrario se siguen”.
Por la carta del rey nos enteramos también de que la iniciativa general de hacer casarse y formar parejas familiares a todos los negros esclavizados en La Española enfrentó, al menos momentáneamente, una especie de respuesta de resistencia instrumentalizadora, de parte de la población esclavizada, cuando los negros comenzaron a alegar que el cumplimiento con el sacramento del matrimonio los convertía en seres libres y los despojaba de la obligación de seguir sirviendo a sus amos.
La respuesta de Carlos V a la circunstancia antes descrita fue ordenar que, de aquella fecha en adelante, las personas que por entonces tuvieran una licencia “general” o “especial” para “pasar” negros esclavizados a La Española quedaran “obligados a pasar la mitad de las personas para que así tuvieren licencia de varones y la otra mitad de hembras, de manera que lleve tantos de unos como de otros, y de los casar a ley y a bendición, queriendo los dichos negros y de su voluntad”. La penalidad para aquellos que no cumplieran con la orden, incluyendo aquellos que ya tuviesen licencia para llevar esclavos a las Indias, sería la pérdida de los esclavos involucrados, mediante confiscación de parte de la Corona.
Más concretamente, el documento dirigido a la Audiencia de Santo Domingo y a los funcionarios judiciales de menor rango de la colonia ordenaba que los propietarios de negros esclavizados “sean obligados a los casar e los casen dentro de quince meses después del pregón de esta nuestra carta, siendo de voluntad de los dichos negros y negras porque el matrimonio ha de ser libre y no premioso”. Asimismo el rey declaraba y advertía a las autoridades que “por los casar y consentir en ello sus amos y señores no se entiende ser libres sino esclavos como si el dicho matrimonio no pasase”. Para los funcionarios coloniales que se descubriera que no hicieran cumplir la ley, la pena sería la pérdida de todo favor de parte de la Corona y de todas sus propiedades.
Una vez recibida por las autoridades de la metrópolis y de la colonia, la orden debía ser pregonada “públicamente, por las plazas y mercados de la ciudad de Sevilla y de las ciudades, villas y lugares de la isla Española por pregonero y ante escribano público”.
Aunque se entienda que la intención política de estimular la reproducción de la población negra esclavizada de La Española contara con una predisposición natural que se desencadenaría tan pronto se permitiera una convivencia o cercanía entre población masculina y femenina negras adultas en la colonia, el dilema ético de intentar imponer por la fuerza un acto que explícitamente se proclamaba que debería ser de libre elección para los interesados, en este caso la población esclavizada negra, no se contempla en la orden de la Corona, y queda sin respuesta la pregunta de qué se haría con los casos en que un esclavo o esclava no quisiera casarse en los términos que sus amos les quisieran imponer.